Opinión Pública y Democracia Deliberativa

En democracia se gobierna en nombre de la opinión pública. Quien cuenta sus demandas le da voz y rostro, con números y palabras. Periodistas, encuestadores y políticos dicen representar la opinión pública. Pero también la gestionan: reducen la participación ciudadana a consumir información, responder encuestas y votar. A veces transforman el debate social en una voz monocorde.

Combinando teoría y casos prácticos -desde las movilizaciones por Miguel Ángel Blanco hasta la “carrera” pública Mario Conde- el autor analiza temas como los sesgos de las encuestas, los efectos mediáticos o el sueño de la ciberdemocracia. Recoge la evidencia de cómo, a pesar de todo, la opinión pública es racional, influye en el gobierno y debiera influir aún más. Al final se proponen vías de intervención ciudadana y de reforma de las instituciones.

La democracia deliberativa intenta hacer compatible la opinión pública, como suma de encuestas y votos, con la opinión de la calle y las iniciativas de la sociedad civil. Garantiza que los ciudadanos generen, reciban y pongan en común la información necesaria para que perciban sus intereses, de modo que los gobernantes decidan tal como lo harían los gobernados, si ocupasen su puesto. Y si no lo hacen, que les resulte más dificil ignorar o manipular a la opinión pública.

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Prólogo de Daniel Hallin

Prólogo del autor

CAPÍTULO 1: Sampedro, Víctor (2000). “Opinión pública, poder y democracia deliberativa”, en Sampedro, Víctor. Opinión pública y democracia deliberativa. Medios, sondeos y urnas. Ed. Istmo, Madrid.

CAPÍTULO 2: Sampedro, Víctor (2000). “¿Quién crea y dónde se expresa la opinión pública”, en Sampedro, Víctor. Opinión pública y democracia deliberativa. Medios, sondeos y urnas. Ed. Istmo, Madrid.

CAPÍTULO 3: Sampedro, Víctor (2000). “Estructura y gestores de la opinión pública”, en Sampedro, Víctor. Opinión pública y democracia deliberativa. Medios, sondeos y urnas. Ed. Istmo, Madrid.